El continente de América del Sur alberga un tesoro único: el Palo Santo. Este árbol posee propiedades y características especiales que lo hacen destacar entre la flora de la región. Sin embargo, su recolección y uso requieren un enfoque cuidadoso y responsable debido a su estatus como especie protegida y a su proceso de obtención peculiar.
A diferencia de otras coníferas, el árbol de palo santo no se cosecha de manera convencional. Su aceite esencial se destila a partir de la corteza muerta de la madera, un proceso que exige respeto por las leyes ambientales vigentes en los países donde se encuentra, como Ecuador y Perú.
En nuestra labor, nos esforzamos por estar en total alineación con las regulaciones de los países donde operamos. Comprendemos que salir a los bosques a recolectar palo santo no es una tarea sencilla; este proceso difiere significativamente de la cosecha tradicional de coníferas. Mientras que en esta última simplemente se talan árboles completos, la recolección de palo santo demanda paciencia y precisión.
El valor y las diferencias de precios que a veces se observan en los productos de palo santo están arraigados en la forma en que llevamos a cabo esta recolección y en el reposo necesario de la materia prima. No desperdiciamos ninguna parte del árbol, utilizando tanto las ramas como la corteza que el mismo árbol ha desechado.
La importancia de tratar al palo santo como una especie protegida radica en la preservación de su hábitat natural y en la prevención de su sobreexplotación. Al no utilizarlo de manera consciente, corremos el riesgo de contribuir a la tala indiscriminada de estos árboles en busca de recursos económicos. Por lo tanto, es crucial informarnos sobre su correcto uso y aprovechamiento.
Las comunidades locales juegan un papel esencial en este proceso. Gracias a proyectos de reforestación, disponen de vastos terrenos donde el palo santo crece de manera natural. Nuestra tarea es recolectar únicamente las ramas y árboles que han fallecido de forma natural, respetando su ciclo de vida. Además, para aprovechar al máximo sus propiedades, permitimos que reposen durante 2 a 4 años después de su muerte.
En última instancia, respetar este proceso de recolección y reposo garantiza que el uso del palo santo sea sostenible y beneficioso. Como parte de nuestra misión, promovemos un enfoque consciente y responsable hacia esta valiosa especie, contribuyendo así a la protección del medio ambiente y al bienestar de las comunidades locales.
Si deseas aprender más sobre por qué el palo santo es una especie protegida, te invitamos a consultar nuestro próximo blog.
En conclusión, el Palo Santo es mucho más que un simple recurso natural; es un símbolo de conexión con la naturaleza y de responsabilidad en su uso.